El cambio climático y sus efectos en la viticultura chilena

Iquique HoySeptiembre 28, 2025
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El cambio climático está transformando la agricultura a nivel global, y la viticultura chilena no es la excepción. Chile, reconocido como uno de los principales productores y exportadores de vino en el mundo, enfrenta un escenario de incertidumbre marcado por sequías prolongadas, aumento de temperaturas y variaciones en los patrones de lluvia. Estos fenómenos afectan directamente la calidad, el rendimiento y la distribución geográfica de los viñedos.

Uno de los impactos más visibles es el estrés hídrico. La falta de agua en regiones tradicionales como el Valle Central ha llevado a los productores a replantear sus estrategias de riego y a considerar nuevas zonas más al sur del país, como Biobío y La Araucanía. Allí, la mayor disponibilidad de agua y las condiciones climáticas más frescas ofrecen un potencial de desarrollo, aunque también con desafíos logísticos y productivos.

El aumento de las temperaturas también ha modificado los ciclos de maduración de la uva. En algunas zonas, la vendimia se adelanta, lo que cambia las características organolépticas del vino. Los productores deben adaptarse ajustando manejos en el viñedo y en el proceso enológico para mantener la calidad y tipicidad que caracteriza a los vinos chilenos en los mercados internacionales.

A la par, nuevas enfermedades y plagas encuentran condiciones más favorables para proliferar. El cambio climático ha favorecido la expansión de hongos como el oídio y la aparición de insectos que antes no representaban una amenaza significativa. Esto obliga a los viñateros a reforzar sus programas de monitoreo y control, aumentando los costos de producción.

Sin embargo, no todo es negativo. El cambio climático también ha abierto oportunidades para explorar nuevas variedades y estilos de vino. Cepas que antes no eran viables en Chile hoy encuentran condiciones óptimas de desarrollo, lo que permite diversificar la oferta y responder a la demanda de consumidores que buscan productos innovadores.

En conclusión, la viticultura chilena se encuentra en un proceso de adaptación constante frente al cambio climático. La innovación tecnológica, la investigación científica y la capacidad de los productores para reinventarse serán determinantes para mantener la competitividad y asegurar el futuro de uno de los sectores más emblemáticos de la agricultura nacional.