Show de drones de Año Nuevo: Iquique se atrevió y hoy es el espectáculo más grande América Latina

Iquique HoyDiciembre 29, 2025
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Fuente: El observatodo

Iquique ha logrado algo que pocas ciudades en América Latina pueden exhibir con propiedad, el posicionarse como el escenario del show de drones más grande del continente, transformando una celebración tradicional en una experiencia cultural, turística y ambientalmente responsable. No se trata solo de un espectáculo tecnológico, sino de una decisión estratégica que proyecta a la ciudad como un destino innovador, consciente y alineado con las nuevas sensibilidades sociales y ecológicas del siglo XXI.

Los datos son elocuentes. En la playa Cavancha, un espectáculo de 1.000 drones, acompañado por música en vivo y artistas de alcance nacional como Américo, convocó a más de 70 mil personas, marcando un hito en la historia reciente de la ciudad. A ello se suma la aprobación para recibir el Año Nuevo 2026 con un show de 1.500 drones, cifra inédita en la región, que consolida a Iquique como referente latinoamericano en celebraciones masivas sustentables.

Este posicionamiento tiene un impacto directo en el turismo. Iquique amplía su oferta más allá del comercio y la playa, incorporando un relato de ciudad moderna, creativa y respetuosa del medio ambiente. El show de drones se convierte así en un atractivo concreto para el turista chileno, boliviano y peruano, que encuentra en la ciudad no solo servicios, sino también una experiencia urbana distinta, coherente con las nuevas demandas del turismo consciente, familiar y multicultural.

La comparación con los fuegos artificiales resulta inevitable. Cada vez están más cuestionados por el daño que provocan en las aves, generando estrés extremo, desorientación e incluso muerte. A ello se suma el impacto en las mascotas, especialmente en los perros, que sufren episodios de pánico, se escapan de sus hogares y, en muchos casos, terminan perdidos o fallecidos en accidentes. Pero el punto más crítico —y aún poco visibilizado— es el impacto en personas autistas, para quienes el ruido intenso y las detonaciones representan una experiencia profundamente excluyente.

Varias comunas han intentado avanzar en esta línea. Arica, por ejemplo, dio un paso relevante en la bienvenida del 2024 con un show de drones y música en vivo, apostando por una alternativa más amigable con el entorno. Sin embargo, esa experiencia no logró consolidarse en el tiempo y la ciudad volvió posteriormente a los fuegos artificiales, evidenciando lo difícil que resulta sostener cambios culturales cuando no existe una convicción política y estratégica de largo plazo.

Iquique, en cambio, perseveró. La constancia es la clave de su éxito, pues entendió que la innovación no es un evento aislado, sino una política urbana que cruza turismo, sustentabilidad, inclusión y proyección internacional. Hoy, la ciudad no solo ofrece el espectáculo de drones más grande de América Latina, sino que instala una pregunta incómoda pero necesaria para el resto del país: ¿seguiremos celebrando como siempre, o nos atreveremos a celebrar sin dañar a nadie?

Desde el punto de vista económico, el show de drones se ha convertido en un verdadero motor de activación local. Alta ocupación hotelera, restaurantes funcionando a plena capacidad, comercio nocturno fortalecido y servicios turísticos demandados son parte del efecto inmediato. Pero hay algo más profundo, Iquique demuestra que invertir en espectáculos sustentables no es un gasto, sino una apuesta por una economía creativa que genera empleo, posiciona marca ciudad y produce retornos indirectos en imagen, inversión y flujo turístico recurrente.

En ese escenario, Iquique hoy compite directamente con Valparaíso, ciudad que históóricamente concentró el relato simbólico de las celebraciones masivas y el imaginario del espectáculo urbano. La diferencia es clara, mientras Valparaíso sigue anclado a un formato cada vez más cuestionado y repetido, Iquique ofrece una experiencia novedosa, tecnológica y alineada con los valores contemporáneos. Esa innovación no solo atrae público, sino que redefine el mapa turístico del país y demuestra que el liderazgo cultural ya no depende de la tradición, sino de la capacidad de adaptarse, innovar y pensar el desarrollo con visión de futuro.