Comunidad aymara de Chigllia se niega a desaparecer y exige su reconocimiento

Iquique HoyAgosto 11, 2021
Ernte

El pueblo del mismo nombre se encuentra en la quebrada cordillerana, entre la mina de Collahuasi y Quebrada Blanca, denunciando que botaron todas las viviendas, las tradiciones, su cultura y hasta los cementerios de sus antepasados.

Con el objetivo de mantener las tradiciones, las costumbres de sus ancestros y recuperar el tiempo perdido, los componentes de la comunidad indígena de Chigllia, trasladan una parte de su territorio que está ubicada a 4 mil 500 metros sobre el nivel del mar a un sitio ubicado a 20 kilómetros al oeste de Pozo Almonte y con la llegada de la minería, fueron despojados de sus añoranzas, sus terrenos, de sus animales y de la enseñanza que dejaron sus abuelos y sus padres.

Así lo dio a conocer el presidente de la comunidad, Patricio Ayavire Chávez. Agregó que con la llegada de la minería, sus padres fueron despojados del territorio que los vio nacer. “Cuando se instaló TECK Quebrada Blanca, llegaron con maquinaria pesada y botaron las viviendas de nuestros antepasados. Destrozaron las chacras, mataron nuestros animales y nos obligaron a abandonar nuestras casas”, expresó.

En vista de ello compraron un terreno a Bienes Nacionales para instalarse a un costado del camino en la planicie cercano a la bifurcación del desvío para Cerro Colorado y Collahuasi. Con esfuerzo y mucho trabajo lograron el cierre perimetral y el terreno de cinco hectáreas, fue dividido en igual número para cinco componentes de esa comunidad. En el lugar ya tienen construido piscina para almacenamiento de agua, paneles solares y las respectivas demarcaciones de sus eras.

“En este lugar pretendemos transformar este árido desierto en un verdadero oasis porque buscamos levantar una parte de nuestro pueblo, que fue ganadero, agrícola y minero. Chiglla, se caracterizó por ser un gran explotador de oro y fue uno de los sectores más importantes a comienzos del siglo pasado. También, buscamos el reconocimiento como comunidad indígena de parte de Conadi, quien nos ha rechazado en dos oportunidades”, apuntó.

El pueblito de Chigllia está ubicado en una de las quebradas de la cordillera, a 11 kilómetros al oeste de Quebrada Blanca y Collahuasi. Pero se sienten perjudicados por el daño ocasionado en el sector, principalmente TECK.

“El principal problema que tenemos es el agua, terreno y el pastoreo, que nos han impedido continuar con la parte agrícola, ya que nuestro padre entregaba yareta, alfalfa, leña, que se repartía a familias que trabajaban y pequeños mineros. Nosotros somos de ese lugar, mis padres, mis abuelos, teníamos casas en Ujina, Chigllia, que eran como los lugares con más viviendas, después venía el sector Agua del Mote, Miño, Ramuncho, que eran nuestras estancias”.

Agregó que donde Quebrada Blanca tiene su campamento, Agua del Mote, tenían un corral grande y casas, las que fueron desarmadas por esa minera. “Ellos nos botaron las casas. Hemos tratado de conversar pero no nos han recibido. Dicen que hay un asentamiento humano. En ese lugar está mi hermano, pero nosotros somos una comunidad y tienen que reconocernos. Tenemos nuestras casas, los corrales, algunos animales. Con el daño ocasionado tuvimos que trasladar parte del ganado a Huatacondo”.

Patricio Ayavire, denunció que tanto Collahuasi como TECK, se adueñaron de las propiedades ancestrales. “El año 1978 llegó la Compañía Minera Exploradora de Doña Inés de Collahuasi y como nuestros antepasados eran ignorantes en el tema, ellos llegaron y los corrieron. Abusaron de nosotros, recuerdo que Carabineros iban adelante corriendo a la gente del lugar y atrás venía un “bulldócer”, que derribaba las casas. Ese fue el año 1988”.

Posteriormente se trasladaron a Ujina y en Chigllia, se instaló TECK. Dijo que en su poblado hubo un lavadero de oro y tenía sobre mil 500 personas que trabajaban en ese lugar.

El sector era agrícola y minero, pero en la actualidad ya no queda nadie. La comunidad aymara de Chigllia, desea que se les reconozca como tal y que se les permita ingresar a su lugar de origen, incluso para visitar los cementerios. “En la actualidad hay que solicitar permiso para pasar al terreno que nos pertenece”.

“Collahuasi nos ha recibido, nos ha escuchado y estamos en conversación para ver y recuperar nuestros campos, nuestras costumbres y que reconozcan el daño que han provocado. La laguna Michincha se secó porque la dejaron sin agua. Era muy similar a la Laguna del Huasco

Herman Urrejola gerente TECK, “me dijo gracias a Dios no tengo el apellido indígena. Ello porque le dijo que no sabía, ni conocía la historia del pueblo indígena. Se enojó porque seguía insistiendo y buscaba conversar, allí le manifesté que no nos quedamos tranquilo”.

CONADI

Expresó que Conadi no los quiere reconocer como comunidad. “Hemos presentado en dos oportunidades los documentos requeridos y nos han rechazado. El primero fue que había un apellido mal escrito y en la segunda oportunidad nos expresaron que faltaban otros elementos”.

Argumentan la nacionalidad de los antepasados al ser de Bolivis. La  etnia que compone este sector es boliviana y peruana, donde hay gran tránsito,  hay una confusión en ese sector. También hay situaciones administrativas. En una primera instancia observa y posteriormente ejecutada las observaciones realiza. Niega la creación de la comunidad por otros motivos. Se puede entender una animosidad para no entregar el reconocimiento.

Dijo que Conadi tiene cero intervención en esos pueblos, incluso en Huatacondo. Piensa que el territorio indígena es Colchane, Cariquima y los lugares de Camiña. Se intentará por tercera vez la presentación para que la comunidad de Chigllia reciba su reconocimiento.

Acusan que el exterminio del pueblo es responsabilidad del Estado que no se preocuparon de la permanencia de los pueblos ancestrales. “Ejemplo, todas las piedras de las casas fueron puestas como terraplén en un camino. Lo mismo pasó con las apachetas, que eran lugares donde cada caminante descansaba y depositaba una piedra, la colocación de una piedra, significaba que hubo un caminante que llegó al lugar. Pero las mineras sacaron toda la historia y borraron la existencia de las antiguas poblaciones de aymaras y de pueblos que con la llegada del progreso minero perdieron sus tradiciones.